Hola a todos/as mis lectores. Hoy quiero hablarles de un tema que desde hace tiempo quería escribir. Llevo años trabajando con niños/as y es común encontrar que los padres tienen expectativas poco realistas al momento de llevar a sus hijos al psicólogo/a. Por eso quiero aclarar ciertas dudas para que el proceso de terapia sea lo mejor posible para el beneficio del/la menor que recibe el tratamiento.
Número 1: Dígale a su hijo/a que lo va a llevar a una cita con un psicólogo/a. Esto es demasiado importante y ya había hablado de este tema anteriormente. Cuando llega un paciente, no importa la edad, lo primero que hay que trabajar es con la alianza terapéutica. Ese “click” que las personas dicen que hacen que les permite sentirse en confianza. Imagine que a usted lo llevan a una cita y que no le dicen a dónde va. Recuerde que ese menor va a escuchar todas las quejas que usted va a darnos, por lo que puede sentirse mal si no sabía a lo que iba. Háblelo con el/la menor y ayúdenos a que esa alianza sea posible.
Número 2: No le mienta sobre nuestro trabajo. Es común escuchar a los padres amenazar al/la menor con que “si no te portas bien ella te va a pullar”. Cuando yo escucho eso, automáticamente digo que es mentira, porque lo es. No podemos crear un ambiente de confianza mintiendo. ¿Acaso su hijo/a solo puede portarse bien si se le amenaza con una inyección? Si es así, no está bien, y eso es parte de nuestro trabajo.
Número 3: Esta es la más importante y la razón por la cual hice este escrito. Padre y madre que me leen…usted tiene que colaborar activamente en el proceso. Los/as psicólogos/as no podemos hacer el trabajo solos. Es necesario que usted asista, escuche las recomendaciones y las ponga en práctica en su hogar. De lo contrario, no estaremos haciendo mucho. Muchas veces los padres no quieren seguir las recomendaciones y eso dificulta el proceso. A veces sabotean el proceso. Por ejemplo, imagina que lleva a su hijo/a a terapia porque está adicto a la tecnología. Llega el período de Navidad y usted le regala 5 juegos de vídeo a su hijo/a. Creo que está claro que no hicimos nada.
Número 4: Padre y madre son un equipo y NO IMPORTA SI ESTÁN DIVORCIADOS… Por el bien de su hijo, los padres se tienen que comunicar y tienen que trabajar en equipo. Si hay unas reglas y se siguen solo cuando está con uno de los padres, es más difícil poder enseñarle estructura y disciplina. No obstante, si una de las partes no quiere cooperar, no hagamos de eso un dilema. Trabajamos los que queremos trabajar.
Número 5: Confidencialidad… Dependiendo la edad del/la menor este asunto puede ser un reto. Los/as menores empiezan a pensar que todo lo que nos cuentan se lo contamos a su vez a los padres y empiezan a dejar de hablar asuntos importantes. La primera cita yo entrevisto a ambos padres con el/la menor y explico este asunto para darle más seguridad a los/as menores, pero siempre es un reto.
Número 6: Asistencia y puntualidad. Hay padres que solo vienen a terapia a lo que yo le llamo “apagar el fuego”. Cuando el menor se porta mal, lo llevan y el resto del tiempo se olvidan del seguimiento. Créanme que los resultados entre los padres que llevan a sus hijos/as de forma rutinaria y los que no lo hacen son diferentes. Cumpla con el tratamiento y enséñele a su hijo/a la responsabilidad.
Con esto en mente deseo que sus procesos de terapia sean enriquecedores y de cambio positivo.
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