¡Dile que va para el psicólogo!

Me pasa más de lo que imaginan. Se presentan ambos padres con su hijo/a adolescente y el/la menor no tenía idea de que iba para un/a psicólogo/a 😳. ¿Se pueden imaginar lo contentos que van? Yo sé que quizás los padres tienen miedo a la reacción de su hijo y prefieren esconderlo, pero esto es un grave error que afecta la relación terapéutica. La base de una buena relación entre psicólogo/a y paciente lo es la alianza terapéutica. Imagínense lo difícil que puede ser desarrollar una alianza cuando no tenían la menor idea de a donde iban. Esa relación puede comenzar a establecerse incluso desde antes de conocer a su psicólogo/a personalmente. Me ha pasado que hay personas que me dicen “mientras esperaba en la sala de espera yo quería que me atendiera usted porque vi como la saludaban sus pacientes”. En ese caso esa relación se construyó desde antes de conocerme.

Esa primera entrevista también puede ser difícil para los menores ya que escuchan en una sesión todo lo negativo que hacen. Muchas veces le pido a los padres que me hablen algo positivo o de alguna fortaleza de sus hijos para que no se sientan mal. Volviendo al tema… su hijo/a no puede decidir por sí mismo, pero hágalo partícipe de las decisiones que usted toma. Dígale que se dé la oportunidad de conocer a su psicólogo/a y ver cómo lo puede ayudar. Pregúntele si prefiere que lo atienda un hombre o una mujer. Con esa pregunta no le estamos dando la alternativa de no asistir y lo hacemos parte del proceso. Recuerde que para su hijo/a somos unos desconocidos que tenemos que ganarnos su confianza.

Padres, pónganse en los zapatos de sus hijos. Los llevan al psicólogo y no lo saben y para colmo le dicen “cuéntale todo”. ¿Cómo usted se sentiría? He tenido casos que le dicen a sus hijos que si se portan mal yo les voy a poner una inyección y yo los desmiento frente a ellos. Igualmente les explico que no estoy allí para regañarlos y que somos un equipo para su mejor bienestar.

Saben que me gustan los refranes y hay un refrán boricua que dice que la mentira tiene patas cortas. Empecemos con el pie derecho y fomentando la comunicación. Recuerde que usted es el modelo de su hijo/a. Dile NO a la mentira. No los lleves a ciegas. ¡Explícale!

¡Gracias por leerme!

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